domingo, 2 de mayo de 2010

Mayo

No lo vi venir. El calendario no tiene ya más marcas con tu nombre. ¿Cómo pude no haberme dado cuenta?

Quizás pensé que las cosas se solucionarían de algún modo...
Quizás por esa sensación que aún tengo, de ganas constantes de verte de nuevo...
Quizás, lo más seguro, porque no había pasado la página del mes de abril hasta ahora.

miércoles, 28 de abril de 2010

Lo que tengo no son gases

Anoche, tras varios intentos sin éxito, decidí dejar de llamarte. Me fui a cama preocupado porque no habíamos hablado, y últimamente solía ser así.

Me desperté en mitad de la noche; ni la luz del pasillo ni la de la habitación se habían ido a dormir, así que viendo que estaba empezando a recordar la situación previa a meterme en cama, apagué las bombillas (aún no he puesto unas míseras lámparas) con la intención de transportarme a la mañana siguiente en una realidad completamente distinta.

No fue así. Varias veces metí la cabeza en la almohada, que aún no está muy blanda porque no llevo mucho aquí (o quizás -tu olor me lo recordó- porque ése no era mi lado de la cama). Había huído y me sentía encerrado en mi propia casa. Probé a llamarte una vez... Dos. Sólo conseguía estar menos tranquilo, así que no hubo más llamadas. Me propuse proseguir con mi vida: una ducha algo perezosa, un buen desayuno (cuánto me acuerdo de mi madre aquí) y sentarme delante de los apuntes. Me sentía muy bien.

Y sonó el telefonillo.


Tardé unos 4 segundos en llegar a la entrada y descolgar.

-¡¿Sí?!

-Correo comersial.

Mierda.